Historia en el interior…

Lo que te voy a contar ahora sobre mi último (y primer) viaje a Estados Unidos, será algo en lo que no vas a dejar de pensar en los próximos días y que, probablemente, te haga reflexionar sobre la idea de tomarte en serio el inglés de una puñetera vez.

Es una historia fabulosa y breve, con grandes aprendizajes y bonitas anécdotas que te va a hacer replantearte muchas cosas y que vamos a ver aquí y ahora.

Por cierto, si esperas que te cuente el método completo aquí, no es el lugar. Te voy a dar alguna pincelada por encima pero el método lo cuento en mi clase del 4 de diciembre a las 6 de la tarde.

Vale 17 euros y es gratis.

Has leído bien. La inscripción vale 17 euros y si asistes a la clase te los devuelvo.

Conclusión: Es gratis.

No quiero que tires tu dinero. Si pagas, ven. Y te lo devuelvo. Porque te lo has ganado.

Si pagas y no vienes es tu problema.

Si no pagas y no vienes, entonces no sé qué haces leyendo. El problema aquí es de base.

Te puedes apuntar en el botón de arriba.

Sigo con mi historia.

Finales de septiembre de 2024

A finales del mes de septiembre compro una formación de ventas. Para saber cómo venderte, ya sabes.

Por cierto, es una formación de 15 mil euros.

Lo digo por si me vas a regatear el precio de la inscripción. Estoy seguro de que no.

Cuando uno apuesta por su futuro no hay excusas con el dinero que se invierte. Seguro que estás conmigo.

Bien, compro una formación en ventas que incluye un viaje a Harvard para formarme en negocios en las aulas de una de las más prestigiosas universidades de Estados Unidos.

Te recuerdo que Harvard está en Boston. Y Boston está en el Estado de Massachusetts. Y Massachusetts está en Estados Unidos.

No es por hacerme el guay. Te lo digo porque cuando compré la formación pensaba que Harvard estaba en Reino Unido.

Y es que Harvard está en un barrio que se llama Cambridge y resulta que Cambridge es el nombre de una universidad del Reino Unido.

De ahí mi error. Espero que puedas perdonarme.

No, en serio, así ya no te pasa a ti…

Empezamos bien. No sé ni a dónde voy. ¿Te suena?

Finales de octubre de 2024

Durante todo el mes de octubre estoy esperando inquieto a que me confirmen la plaza en la formación de Harvard. No era fácil meterme allí, al parecer.

Me piden mis datos personales y mi CV.

Me piden un análisis completo de mi sangre y me piden que demuestre que no fui yo el que mató a Kennedy.

Esto último es coña.

Por fin me confirman la plaza.

Me pongo contento.

Se lo propongo a mi hermana y a mi cuñao por si quieren acompañarme.

Aceptan y se ponen contentos.

Vamos a por los vuelos y los “reservamos” con una agencia 3 plazas de avión.

Ida y vuelta.

La ida, vuelo directo Madrid – Boston. 8 horas.

La vuelta, vuelo Boston – Nueva York de hora y media y escala de 5 horas en el JFK, uno de los aeropuertos de Nueva York. Para volar de nuevo de Nueva York a Madrid durante 6 horas más.

No está mal.

Oye, es un vuelo largo. Se acepta.

Inicios de noviembre de 2024

Sacamos el visado y planificamos los días.

Todo parece correcto.

Mediados de noviembre de 2024, un día antes de nuestro viaje

Con todo solucionado para el viaje nos disponemos a hacer el check-in online para nuestro vuelo.

El check-in se hace 24 horas antes de viajar, un día antes – 24 horas.

Error en la página. Nos dice que no existe el código.

Algo me huele mal. No es normal.

Llamamos a American Airlines. Nos dicen que depende de Iberia.

Llamamos a Iberia. Nos dicen que depende de American Airlines.

Huele peor aún.

Volvemos a llamar a American Airlines. Por suerte, esta vez es profesional y nos atiende como tal.

Nos deja a la espera varias veces. La cosa que al principio parecía un error rutinario, empieza a dejar de parecerlo.

Una hora y veinte después nos dice que nuestra Agencia no reservó bien el vuelo.

Imagínate nuestra cara. Ponte en nuestra situación. Semejante viaje no admite fallos de este tipo.

Habíamos perdido el vuelo. No existía. Nos reservaron 3 plazas que no eran reales.

Nos dicen que es imposible encontrar 3 plazas para ese día.

Al día siguiente yo tenía mi primer día de formación en Harvard.

Perdido.

15 mil euros de formación para perder mi primer día.

Nos dicen que hay plazas para el día siguiente.

Pero el vuelo ya no es directo. Hacemos escala en Filadelfia. 3 horas.

Lo reservamos. Menos es nada.

Nos surge otra duda… ¿Qué pasa con la reserva del hotel?

Si no llegábamos el día previsto, ¿nos cancelaban la reserva?

Reservar un hotel un día antes no es barato. En EEUU, menos.

Llamo al hotel. Evidentemente les tengo que explicar la movida. En inglés. Porque allí no hablaban español. En muchos otros sitios, sí. Pero en el hotel hablaban en inglés.

30 minutos de conversación para decirme que ellos no pueden hacer nada.

Porque lo hemos reservado a través de un tercero.

Llamamos al tercero y nos dicen que depende del primero.

Vuelta a la carga. Volvemos a llamar al tercero y damos con el verdadero profesional.

Se encarga de llamar él mismo al hotel y después de otra media hora de espera nos cambia la reserva.

Todo esto en un día, desde que hacemos el check-in fallido hasta que reajustamos los días.

¿Te lo imaginas?

¿Te imaginas todo esto sin saber inglés?

Nos vamos los 3 a Barajas (un día después del previsto). El primer día de la formación. Te recuerdo, perdido.

Subimos al avión y volamos a Filadelfia. 8 horas.

Hacemos 3 horas de escala y volamos a Boston. Otra hora y media más.

Por fin llegamos.

Nos obligan a pasar por la aduana.

Evidentemente. Allí no se andan con chiquitas.

Nos preguntan de todo. Varias veces. Lo mismo.

Debíamos de tener cara de malos. Pero las ojeras no eran de meternos nada. El motivo de tenerlas era otro.

Después de demostrar que ninguno habíamos matado a Kennedy, libramos la aduana con éxito.

¿Como si te pasara a ti, verdad?

¿Te imaginas todo esto sin saber inglés?

Quizá nos habrían metido en el calabozo.

Pillamos un Uber y llegamos al hotel.

Nos cobran 300 dólares de más. Al parecer es una fianza. Nos lo creemos y nos vamos a dormir. Reventados…

19 de noviembre de 2024, un día después del inicio de la formación

Me despierto.

Suerte que sabía dónde estaba.

Quedo con mis compañeros en el hall del hotel para ir juntos a Harvard…

Y no veo a nadie.

¡Sí, Pablo, baja que estamos aquí!

Pero Pablo, ya abajo, no veía a nadie.

Otra liada…

Mi mente no daba crédito.

Hotel equivocado.

En vez de reservar el hotel que estaba a diez minutos andando, reservé el hotel que estaba a 30 minutos en coche.

Esto sí que es fallo mío. Entre comillas.

Si me hubieran dado el nombre del hotel correcto, quizá lo habría hecho bien.

Me dijeron el Courtyard Marriott de Boston.

Tendrían que haberme dicho el Courtyard Marriott de Boston, Cambridge.

Yo reservé el Courtyard Marriott de Boston, Downtown.

¿Se puede comprender el error?

Genial.

No pasa nada. No está ni el tato esperándome en el hall (obviamente).

Pillo el Uber y cuando llegue he llegado.

Atasco. “Traffic jam” en inglés (“Mermelada de tráfico”, literalmente).

Llego a Harvard casi una hora después.

No pasa nada. Me siento en la mesa y comienzo mi formación.

¿Te haces una idea?

¿Te imaginas todo esto sin saber inglés?

19-22 de noviembre de 2024

Lo que pasó en la formación durante toda esa semana te lo contaré en la masterclass.

Lo que pasó el primer día, 18 de noviembre, no. Me lo perdí. Me contaron que estuvo bien. Nunca lo sabré.

Todo no te lo puedo contar en la clase. En dos horas sería imposible. Lo más relevante.

Principalmente, cómo los americanos valoran la educación y las relaciones personales por encima de todo.

En España carecemos de esa cultura. Una pena.

Allí es otro mundo.

Te lo contaré en la masterclass.

Te puedes apuntar aquí. Son 17 euros. Si asistes a clase, te los devuelvo.

Me prostituyo, lo sé. Aquí me abro:

¿Te cuento cómo fue la vuelta?

Uff, no sé…

Venga, te cuento.

Después de una de las semanas que más nos han marcado en la vida, personal y en mi caso, profesionalmente, emprendimos nuestro viaje de vuelta.

Pillamos el Uber (allí es mejor moverse en Uber) y tiramos para el aeropuerto de Boston.

No hay espacio suficiente. Nos obligan a facturar. Facturar implica separarte de tus maletas y recogerlas en destino.

Ok. Facturamos.

La vuelta, como te he comentado, incluía una escala de 5 horas en Nueva York.

¡Perfecto! Pensamos… Así nos da tiempo a conocer Manhattan…

Salimos de Boston y llegamos a Nueva York. Hora y veinte minutos.

Aterrizamos y vamos a por nuestras maletas.

No aparecen…

Y así media hora más. Viendo girar la cinta mecánica con cara de gilipollas y nuestras maletas sin aparecer.

Preguntamos…

Nos dicen que van a Madrid directamente.

Suspiro y respiro profundos.

Nuevo aprendizaje. Si haces escala y has facturado previamente, tus maletas van al destino directamente.

¿Lo estás viendo o no?

¿Te imaginas todo esto sin saber inglés?

Teníamos 5 horas. Ya habíamos perdido 1 hora esperando unas maletas que no nos esperaban a nosotros.

Pillamos el Uber (siempre Uber). Una hora de viaje a Manhattan. Espectacular la entrada por la autopista, por cierto.

Si me da tiempo en la masterclass te enseño el vídeo.

De las 5 horas nos quedaban 3. Y teníamos otra hora más para volver y otra más para pasar el control de seguridad del aeropuerto de Nueva York.

Es decir, una hora para ver Nueva York y tomarnos un rico hot dog neoyorquino.

Le digo al de los hot dogs que si acepta tarjeta.

Me dice que efectivo. Le miro con cara de asustado. Su cara, después de prepararnos 3 ricos hot dogs, más asustada todavía.

Sé que mi hermana lleva 40 dólares en efectivo. Nos los dio nuestro padre en Madrid, por si acaso. No sé de dónde los había sacado. Bendito sea.

Le pregunto que cuánto es: How much is it?

Yo temblando. Porque en los carritos de hot dog´s no se limpian platos, precisamente…

35 dólares. Thirty five dollars.

Joder. Increíble. 5 dólares de cambio para el recuerdo y nos ponemos a patear las calles de Nueva York.

A toda leche. Teníamos una hora.

Nos dio para ver el Rockefeller Center y Times Square.

Mereció la pena.

Llamamos al Uber y nos preparamos para volver al aeropuerto.

No vemos al Uber.

Me comunico con él por chat.

Me dice que ya ha llegado y yo le digo que allí estaba. Pero no.

¿Bonito, verdad?

En mitad de Times Square, donde hay de todo menos espacio y visibilidad, petado de peña. 

Pidiendo un Uber.

¿Te imaginas todo esto sin saber inglés?

Dirás, joder… ¿A qué cojones te vas a Nueva York?

Te digo.

Es la primera vez que vamos a Estados Unidos y tenemos escala en Nueva York.

No nos íbamos a perder la oportunidad.

Dicho esto, toda persona que sepa defenderse en inglés, podrá hacer lo que le dé la real gana en su vida.

¿Quién tiene esa libertad?

Pocos.

¿Qué vas a ver en la masterclass?